Hace unos días fui al médico y estuve esperando casi DOS horas. Si, tenía turno 11.20 y y me fui una y pico. No es que sea un médico famoso pero aparentemente TODOS eligieron la fecha. Tampoco crean que es anormal la espera; al contrario, anormal sería que te atiendan a penas llegas y no esperes nada, pero estamos acostumbrados a perder el tiempo. No sé si será la culpa de las secretarias que ponen sobreturnos, pero para mi va a ser su culpa porque necesito un culpable. De todas formas, no viene al caso así que sigamos con lo nuestro...
El tema no era LA espera, sino qué hacer DURANTE la espera. Y de ahí sale la nota... me puse a observar las actitudes de los pacientes que recién llegaban y a compararlos hasta con mis propias actitudes. Lo que descubrí es que pasamos por distintas etapas o estados (como quieran llamarlo):
1) Adicción al celular: Llegas, saludas y te dirigís hacia la secretaria para llenar la planilla. Buscas un asiento y te sentás. Y ¿qué es lo primero que buscas? El celular. De ahí tenemos dos tipos de personas: los top que tienen internet/wifi; y los ratas que tienen una antigüedad por aparato y desconocen esas palabras. El primer grupo, va a directo a las redes sociales: twitter, facebook, whatsApp, y bbm; y fácil, pueden aguantar media hora (o más) navegando por Internet. El segundo grupo no sabe qué hacer. Empieza a leer y borrar todos los mensajes, después va por los contactos de la agenda hasta llegar a las fotos. Una vez que llegó a las fotos fue su perdición: o sigue con la música, o se envicia con los juegos del celular (por lo general la vivorita) o se pone recordatorios y escribe notas... o todas las opciones juntas y en ese orden.
2) Contacto visual/ chusmerío: guardaste el aparatito porque te cansó y no te queda otra que empezar a mirar a tu alrededor. Primero vas por el piso y las paredes y contas TODO; por ejemplo, cuántas baldosas hay o cuántos cuadernos, de qué colores y demás. Después, vas por las personas que están en la misma que vos. Miras uno por uno: qué está haciendo, qué caras ponen, cuáles son sus gestos... Te das cuenta de que hay mucha gente y están todos tan aburridos como vos. Menos esas dos que llegaron juntas y no paran de hablar. Y claro, no hay nada mejor que hacer que escuchar. Las conversaciones ajenas SIEMPRE te entretienen un rato. Además te enteras de los mejores chismes de gente desconocida: infidelidades y borracheras nunca faltan. Hay casos de conversaciones aburridas, pero esas nadie las escucha.
3) Charla interna: es el momento de charlar con tu "otro yo".Viste llegar juntas a esas dos y escuchaste toda la conversación y pensas... "¿por qué a mi nadie me acompañó? Si hubiese venido con alguien no me embolaría tanto. ¡Qué feo que mamá ya no me acompañe al doctor!" Esos pensamientos, nunca se sabe cómo pero terminan en "Todo este tiempo al pedo, podría estar haciendo tantas cosas. Encima mañana tengo parcial y no estudié nada. Si tan sólo me hubiese traído un libro... o las hojas para estudiar, claro." Y de ahí pasamos al último estado casi sin darnos cuenta:
4) Compras: encabezada por el "tengo que", la charla interna deja de ser un diálogo para convertirse en una lista imaginaria de cosas que "tenés" que comprar. Pasas de decir: "podría estar pintándome las uñas", a "tengo que comprarme un esmalte negro". Y empezas a delirar y agregar a la lista cualquier cosa: "tengo que comprarme una agenda para anotar los teléfonos por si me roban el celular. Tengo que comprarme un gancho de pelo porque el que tenía se me rompió. Tengo que comprarme una camisa para salir. Tengo que..." En la mejor parte de la lista, cuando estés tan enganchada con todo lo que tenes que comprar o hacer que perdes la noción del tiempo, es ahí cuando el médico te va a llamar.