Abro el blog con este objeto porque si bien hoy no le damos el uso que realmente tiene, lo vemos en fundas de celulares, mp3, o hasta en billeteras, carteras y demás. Creo que es hora que lo dejemos a hablar y escuchemos lo que tiene para decirnos.
Me tienen en desuso, ya no sirvo para nada. Seguro en el
altillo de tu casa tengas a mis gemelos; apilados en una repisa, guardados en
cajas o tirados por el piso. Da igual, de todas formas ya casi ni existimos.
Me crearon en 1963 en
Europa, por eso a veces resulta difícil escribir mi nombre, pero decime audio
caset, prefiero argentinizarme. En mis décadas de oro me usaban un montón: de
lado A, de lado B y hasta a veces podían regrabarme. Guardaba las primeras
palabras de los bebés, los cuentos hablados y hasta los cantantes me vendían y
se hacían ricos.
Pero no era perfecto, claro. A veces se me salía la cinta de
tanto manoseo, pero ustedes me rearmaban con tan solo un dedo o un lápiz...
Giraban mi reel y me devolvían la
cinta perdida. Nunca se los agradecí, ahora les doy las gracias.
Mi declive comenzó al final de los 80 y durante la década
del 90 con la llegada de mi archienemigo el CD. Ese redondo y chato fanfarrón,
que se la daba de galán porque era brilloso y podía almacenar mucha más
información. De a poco me fue robando mi lugar. Ni siquiera me dejó a los
autos, que fueron los últimos que me abandonaron.
Igual, la fama no le duró mucho más que a mí. Hace un tiempo
los veía enredados en las ruedas de las bicicletas de los chicos o decorando
paredes como los viejos discos de vinilo. Es verdad que se siguen usando, pero
el pendrive le sacó muchos
consumidores; hasta ITunes se le
llevó a los cantantes, que antes fueron míos.
Pobre CD. Ahora que lo pienso me da pena… podríamos ser
amigos, unir nuestras fuerzas. No creo que podamos vencer a las nuevas
tecnologías, pero dicen que la moda actual es retro. Podríamos encontrar a algún chapado a la antigua que nos
quiera coleccionar y nos cuide. Tendríamos un destino bastante similar... terminaríamos siendo meras decoraciones de los adictos al arte moderno. Por mí está bien, me conformo con poco, pero él no sé. Me voy a preguntarle qué le parece mi idea.
¿Vos crees que aceptará una tregua? ¿Nos querés coleccionar?